martes, 11 de marzo de 2008

Nuevo Personal

El aeropuerto de Suvarnabhumi es interminable. Depende de dónde te deje el avión hasta emigración puede ser un camino interminable llenos de suelos deslizantes. El nuevo aeropuerto es muy largo, pero poco ancho a mi entender, por lo que a veces se colapsa. Para ir al hotel es recomendable coger una limusina. Me explico, un coche de lujo, tipo Mercedes, BMW, Toyota, es considerado una limusina o limousine, como dicen ellos. Los taxis son mucho más baratos, tienen aire acondicionado y son cómodos, pero, los taxistas no hablan inglés y debes tener la dirección del hotel en tailandés. Da igual que aprendas a decir la dirección en su idioma, no te entenderá nunca. Y no lo hará porque el tailandés como el chino (y otras lenguas asiáticas como el birmano) son lenguas tonales. Esto significa que... nunca un occidental lo podrá pronunciar correctamente. Es broma, simplemente que tienen varios tonos: alto, medio, bajo, largo y corto. Por lo tanto una simple u tiene varias maneras de decirla. Además, para que el lector se haga una idea, el tailandés tiene, si no me equivoco, veintitrés o veinticuatro vocales. Por lo tanto uno se puede hacer la idea de la magnitud de la lengua. Así que insisto, que la mejor manera es que tengas la dirección del hotel escrito en tailandés. Bueno, ¿pero si tienes esto porqué no coger un taxi y sí la limusina? simplemente porque te olvidas de todo: de tener que pagar los peajes que no están incluido en el precio de un taxi, de tener que negociar el precio del trayecto si el hombre no quiere usar el taxímetro, a lo que en teoría está obligado a usar, de tener que perderte por el camino, y dar unas cuantas vueltas por la ciudad y no llegar nunca aunque estés viendo el edificio del hotel todo el rato. No es lo habitual, pero ya estoy cansado de taxistas listos. Además, las maletas que solemos llevar no caben en un solo taxi. Así que por mi parte cojo las limusinas (oficiales) del ente público que gestiona el aeropuerto, AOT. A la salida se encuentran varias limusinas privadas, de otras empresas, pero que la AOT no deja que negocie dentro del aeropuerto y quizá la diferencia sea de 200 ó 300 Bahts por trayecto (dividirlo entre 47,50 €). Estas limusinas, las de AOT, se alquilan justo cuando se deja la aduana, en un mostrador amarillo con fotos de los diferentes coches. Claro, que dependiendo del coche que se elija, te costará más o menos. Como siempre llevamos tantas maletas, el viaje de un mes así lo exige, que alquilamos una VAN (furgonetas de 7 ó 9 asientos) para que quepa todo el equipaje (tres maletas grandes, pero grandes, y cuatro de mano. Las chicas de los mostradores hablan inglés (bueno, más o menos, para lo que tienen que decir del trabajo, no intentes hablar otra cosa) y suelen conocer las direcciones de los hoteles. Así que ellas escriben en los ordenadores y sacan un papel impreso que es la factura y unas copias para el conductor y tu resguardo del día que te van a buscar al hotel (solemos pagar también la vuelta al aeropuerto. No hay de qué preocuparse, el día acordado irán al hotel a buscarte e incluso estarán antes de la hora covenida). Es conveniente que, dependiendo del destino que se tenga, llegar con dos horas de antelación al aeropuerto. Y para los viajes a Europa y Estados Unidos (la Thai tiene un vuelo diario y directo a Los Angeles y Nueva York, este último tarda diecisiete horas en un vuelo directo) es mejor llegar con un poco más de tiempo. No significa que los controles sean más exhaustivos que occidente, pero es recomendable. También porque el aeropuerto es enorme, así se puede ir con calma, viendo las tiendas, los sitios de masajes para pies y hombros, las flores, es que hay tanto que ver e incluso de beber, porque hay varios cafés dispuestos por todo el aeropuerto. Por lo que la vuelta al aeropuerto, para irnos a Singapur, la elegí tres horas antes de la salida del avión (se puede tardar entre cuarenta y cinco minutos o una hora en llegar al aeropuerto). Nos recogerían a las ocho de la mañana.

Como iba diciendo, desde ese momento (del que le pagas a la chica del mostrador que más o menos habla inglés) te olvidas incluso de las maletas. Unos chicos las cogen y te piden que les acompañes hasta el coche. Es importante saber que todos los gastos de los peajes están incluidos en el precio.



Apenas bajé del coche me di cuenta de unas cuantas caras nuevas en el hotel. De lo chicos que recogen las maletas sólo uno era conocido, el resto eran nuevos. Lo mismo se repitió en el registro del hotel. El Sofitel Silom había sido el hotel elegido, como desde hace varios años lo hacemos, en las habitaciones de la zona club. Son las habitaciones que tiene un trato especial con respecto al resto. Están ubicadas a partir del piso 27, que es donde se registran las personas que se quedan en la zona club, sin tanto ajetreo, sentadas cómodamente, bebiendo un zumo refrescante o un té tropical muy frío, mientras los demás hacen su trabajo. Otro trato preferente es el desayuno a la carta, aunque si quieres pasar por el buffet también puedes, en el piso 27, en el mismo piso del registro, con pocas personas, sin ruidos, con música de fondo y con vistas impresionantes sobre la ciudad. Estas habitaciones también tienen el privilegio de dos happy hours, uno de tres a cinco de la tarde para disfrutar de tés, cafés y dulces exquisitos franceses (reconozco que son buenos) y otro de cinco a siete donde te sirven cualquier bebida (incluida las alcohólicas, cualquiera que sean la cantidad que quieras o puedas beber) y delicatessen para acompañar. Sinceramente es una buena elección y es obligatorio ir al segundo happy hour para ver el atardecer en la ciudad mientras bebes una copita de vino blanco con los canapés más exquisitos que hayas probado (ver foto).

En la recepción también había personal nuevo. Pero los que nos conocen siempre nos dicen los mismo "bienvenidos otra vez a casa". Ya todos saben que nos sentimos como si el hotel lo fuera. Nos bromean, nos piden que le enseñemos español. Una vez, a una de las chicas del Club, le compré un curso de español con CD's para la pronunciación. Y lo había hecho, porque una de las veces que la vi ya me decía varias frases seguidas y correctamente. Esta chica no está ya trabajando en Sofitel, así que le he perdido la pista.

Otra de las razones del porqué elegir este hotel es muy evidente: su ubicación. Está a pie del mercado del Pat Pong (no sé exactamente cómo se escribe, pero así se pronuncia), cerca del metro (que se merece que le dedique un párrafo), de centros comerciales y de la marcha de la ciudad.
Aprovecho para agradecer los comentarios al blog (hay algunos muy graciosos) y sobre todo por los correos de ánimo para que continúe. No sé si se han dado cuenta del giro del blog, pero ya no es tan lejano, sino más bien cercano (pero no por ello mejor). No era mi intención realizarlo de esta manera, un poco, digamoslo así, diario. Es lo que precisamente no quería, pero bueno, siempre es más fácil hacerlo de esta manera. Aprovecho también para decir que el que quiera un blog DIFERENTE, que se lo HAGA él o ella MISMO/A. jejeje, Hasta la próxima.

1 comentario:

Gi dijo...

Ola...
Não há duvida, sabes tratar de ti, hehehe.
Boa sorte.


Beijinhos